Muchas veces a lo largo del día
me encontré pensando en este momento.
Me he acostumbrado a abrir este espacio,
elegir alguna de las ideas cotidianas,
usualmente vagas y desdibujadas,
y empezar -palabras mediante-a darle
forma, densidad y límites.
Para eso sirve el lenguaje, creo. Para convertir
los pensamientos de bordes difusos en objetos que podamos
observar de distintos costados.
Objetos sobre los que podamos volver a trabajar más tarde.
Objetos que nos acompañan y hacen que el mundo se vea
como un lugar más familiar y propio.
De allí que disfrute ahora al escribir o pintar en casa, de noche,
cuando todo está quieto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario